Por Robinson Báez
Todos los
esfuerzos y proclamas reeleccionistas,
que en estos momentos, a la luz
de nuestra constitución, son improcedentes,
serán borrados con el pasar de los días. Pronto el licenciado Danilo
Medina se convertirá en una necesidad nacional. Muy a pesar de lo que podamos
decir hoy.
Es cierto
que en tiempos pasados, el hoy Presidente de la República, expresó creer en la alterabilidad. Todos creemos en
ella. Quién en su sano juicio, en nuestro país, no abogaría y defendería la no
reelección presidencial, cuando esta se imponía
a base del uso y abuso de los
recursos públicos.
El
problema de la alterabilidad, no es la alterabilidad misma, sino la forma, las
consecuencias y secuela que esta
generaba y dejaba a su paso, en el pasado. El problema no es la continuación
pura y simple de un gobernante, por cuatro años más para lo que fue elegido (cuatro años son muy pocos
para una buena gestión presidencial, según LULA, Y LEONEL FERNÁNDEZ), Lo que
motiva el rechazo y que aborrecen los
dominicanos conscientes, es la descarada forma y actitud con que se
despilfarraba y derrocharon los bienes públicos, cuando nuestros pasados gobernantes, buscaban
reelegirse.
Ciertamente,
justo es decirlo, buscar el poder desde el poder, es avasallar al
contrario, máxime cuando el que manda no
goza de respaldo popular. Por eso “la reelección en nuestro país nos inspira a
todos cierta repugnancia”.
En el
caso que nos ocupa, es bueno decir que a pesar del amplio respaldo popular que
tiene actualmente el Presidente de la República, este solo ha mostrado su gran sensibilidad humana
y vocación de servicio, no los verdaderos alcances de su política de engrandecimiento
patrio. La enajenación del tesoro público y la iliquidez de las arcas
nacionales encontradas, sólo han permitido a la sociedad dominicana, apreciar
la disposición presidencial al cambio. No su ideal de hacer una revolución
democrática y pacífica. Su discurso el pasado 27 de febrero apunta a lo que decimos aquí.
Será a
partir de este año, cuando la totalidad de sus conciudadanos, empezarán a formarse
un juicio real sobre las
dimensiones del proyecto de engrandecimiento patrio del licenciado Danilo Medina Sánchez.
Cuando este año llegue a septiembre, muchos serán
los que boquiabiertos se quedan. Incluso algunos de sus colaboradores más
cercanos, y gente de su propio partido. Habrá algunos tradicionales dirigentes del PLD (noticia del futuro) que volverán a
pensar en las causas que dieron origen y
razón de ser a su partido.
Quienes
hemos seguido por años a Danilo Medina, sabemos de su entereza, de su vocación
de servicio, pero
ante todo, del deseo que acariciaba de llegar a la Presidencia de la República,
para redimir a los marginados de siempre, para atencional a quienes por los
siglos de los siglos, han sido
olvidados. A los trabajadores, en la que
está incluida la clase media, quienes
con su esfuerzo diario contribuyen al engrandecimiento nacional.
Para
mucha gente, incluso para quienes abandonaron recientemente el poder, pero
que acarician la idea de regresar,
hablar de la continuación en el mando del actual mandatario, les resulta
desproporcionado, espantoso y aterrador.
No precisamente porque una reelección del actual Presidente le causaría algún
problema, sino porque en su psiquis, espíritu y alma, se han hecho la idea de
que no es posible seguir viviendo fuera del poder absoluto.
El
Presidente de la República, podría no estar pensando en la continuación de su
mandato más allá de 16 de agosto del 2016, sin embargo, son las circunstancias, y sólo las circunstancias que
definirán el futuro. No creemos en el destino, eso es cuestión de torpes y
soñadores. Danilo no va es el Pueblo quien lo Llevara
0 comentarios:
Publicar un comentario