¨El martes 30 de agosto del
presente año, mi sobrina Berenice Sonelys Arias Tejeda, de 12 años de edad,
cursando el 8vo. Grado, alumna meritoria, murió electrocutada dentro de la
Escuela Mauricio Báez, del sector Los Guaricanos, Villa Mella; del Municipio
Santo Domingo Norte, Provincia Santo Domingo; República Dominicana.
Este es otro de los tantos
casos que retratan la realidad educativa de nuestro país, verdad ésta que
cualquier persona, aunque no tenga conocimiento en el área jurídica, pudiera
expresar de inmediato, que se observaron situaciones prevenibles, más, sabiendo
que varios días antes, un joven falleció electrocutado en la misma escuela, sin
embargo, no se hizo nada, ni tampoco se tomaron las medidas de precaución.
Ahora le tocó a mi sobrina... Niña ejemplar y apegada a las buenas costumbres
familiares, la cual deja a una familia totalmente devastada, sólo nos queda
esperar la buena voluntad de usted, Señor Presidente...¨.
Una noche cualquiera, un simple pensamiento,
aunque a veces no tan simple, puede interrumpir el sueño y no volver a dormir en toda la noche,
convirtiéndose así en una noche larga. Pensando, cual si estuviéramos en una conversación en el
Maniel o San José de Ocoa desde donde viene nuestra humilde familia, pueblito
semejante a Arroyo Cano, comunidad rural de San Juan de la Maguana, lugar que
vio nacer al hoy Excelentísimo
Presidente, de todos nosotros, Danilo
Medina; proveniente, también, de un entorno familiar humilde.
A veces uno se pregunta ¿son iguales las familias? Deberían ser, pues
tenemos un mismo origen y un mismo destino: de la tierra venimos y hacia ella
nos encaminamos…
Entonces nos volvemos a preguntar, aunque sea
para acompañar el
pensamiento que nos ha interrumpido el sueño: ¿son iguales las familias, son semejantes o pueden
ser muy diferentes? ¿O es que todo
depende de la casualidad como categoría histórica y/o dialéctica?
¿El azar, la suerte, el poder político y el sitial
en que nos encontramos hoy, es lo que determina las grandes e injustas
diferencias que separan dos familias que bajos los mismos cielos deben tener Esperanzas
semejantes y que puedan esperar que la justicia accione de igual manera para
cada familia, para cada ciudadano dominicano?
Pensar en mi sobrina Sonelys Arias … una niña de
apenas doce años yendo a su escuela, en una comunidad pobre y llena de
injusticias por doquier, niña cariñosa que cada día tomaba una flor, acompañada
de una inocente sonrisa, para compartirla con su maestra. Y para dejar
constancia de su alegría cada día le pedía a su papi Víctor Arias, mi hermano,
que le tomara una foto, porque se sentía
que estaba más bella y mi hermano lo hacía; ya que había aprendido a usar el
roturador de la cámara, como una de los tantos oficios que ha aprendido para
levantar su familia y echarla hacia adelante. Familia tal cual como la del
presidente de todos nosotros, con una esposa como Cándida, la que el Señor ha
colocado en un pedestal que de verdad nos puede ayudar, por lo menos a que se
haga justicia en este caso. Y más ella que es Psicóloga Clínica con
especialidad en Terapia Familiar, además viene desarrollando programas para
beneficiar a sectores carenciados
y fortalecer la
unidad familiar, enfatizando en iniciativas de protección social de niños en
las áreas de salud, educación, alimentación y discapacidad. Estos programas
están dirigidos a favorecer a sectores vulnerables de la población, en apoyo a
las políticas de lucha contra la pobreza que lleva a cabo su gobierno.
Nuestro accionar viene acompañado de un juramento
que hemos abrazado como familia, que a pesar de no poder volverla a
traer a convivir físicamente con nosotros, sí vamos a dejar un legado: que este
caso tiene que ser un referente para que no se repita un hecho de esta
naturaleza!!
Siguiendo la reflexión, una familia semejante a
la de nuestro Danilo Medina con sus tres hijas, Candy
Sibely, Vanessa
Daniela y Ana Paula,
al igual que
la familia de mi hermano con sus tres hijas Nayelin, Bepsy y Sonelys, nos lleva
a ver con conformidad de que la familia de nuestro Señor Presidente enorgullece a cualquiera el
verlo con sus tres hijas y su esposa Cándida; deseando que nunca pueda pasarle,
ni por el pensamiento; que su sueño
sea
interrumpido, como le pasó a mi hermano, por alguna de las casualidades de la
vida y que pudiera faltarle algunas de sus prendas queridas, jóvenes elegantes,
brillantes y con mucho futuro.
Aun existiendo todo tipo de descuido, aun
habiendo sido mostrado ante toda la opinión pública, aún los medios de
comunicación haberse hecho eco de tan lamentable pérdida; el Ministro de
Educación Andrés Navarro, ni siquiera ha respondido a una comunicación que le
fue enviada institucionalmente, vía Universidad Autónoma de Santo Domingo por
ser, quien suscribe, parte del equipo de dirección de la misma en el campo
educativo pedagógico. La
Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas
Estatales -CDEEE- no le ha dado ni una simple explicación a la familia sobre
qué pasó con un cable vivo en una escuela, ya que cuatro días antes se había
electrocutado otro joven y no habían tomado ninguna precaución. El Procurador
General de la República Dominicana Jean Rodríguez y todas las instancias que
deben velar para que haya justicia no le ha dado ni la más mínima importancia a
un caso tan
horrendo como el que nos
ocupa. Y sólo nos dejan clamando al infinito o dentro de la caverna de
Saramago…
Señor Presidente, queremos justicia, esperamos
por ella, confiando en usted y deseando, que pudiera aparecer algún momento de
inspiración espiritual y que sirva de motivación a su esposa Cándida y/o a
cualquiera de sus tres hijas y que
pudieran decirle: “papi no deje que ese caso quede impune, que hagan algo…, que
esa familia no puede dormir, perturbada con tantas injusticias sociales, ya que
ellos tienen derecho a dormir en paz. Una gran ayuda es, simplemente ordenar a
que se investigue y se haga lo que haya que hacer, que ese caso no se vuelva a
repetir, que haya justicia verdadera…que esa escuela no debe seguir como si no
ha pasado nada… que esa familia, no puede soportar, espiritualmente, ver cruzar
sus amiguitas rumbo a la escuela y ser recibidas por la directora de la misma y
oír decir simplemente ¨le tocó a Sonelys¨ y que siga la fiesta como si no se pensara que se ha quedado una familia
desgarrada e impotente. Ser docente, como lo soy, educador, maestro, profesor o
pedagogo, tengo este caso como referencia de ahora en adelante, sin saber
cuáles motivaciones o frustraciones nos deja
para educar a las próximas generaciones y ver si pueden continuar en lo
que llamamos la labor escolar hacia lo que su gobierno está difundiendo de la
revolución educativa. Dígame Señor Presidente, ¿cuál es la enseñanza de este caso?
Los valores que le caracterizan,
como expresan los que le conocen desde su juventud, recuerdan bien a aquel
hombre responsable y apasionado de la política, que cree en los valores, la
ética y la honestidad.
Hoy esos valores, fortalecidos
con el accionar de la Primera
Dama, la Sra. Cándida Montilla de Medina, su esposa, nos brinda un hálito de
esperanza.
Señor Presidente, ya para terminar me permito hacerle
una última petición: Si quiere no nos conteste; si quiere, por sus tantas
ocupaciones, no nos ayude; pero por lo menos quisiera, que dedicara unos
segundos, sí, sólo unos segundos, para que observe esas dos fotos las que antes
eran muy semejantes y vea la última foto
en que la casualidad de la vida las transformó en dos familias muy
diferentes por la falta de nuestra Sonelys….
La familia quiere quedar eternamente agradecida
de usted, Señor Presidente y de su familia: De Cándida, su esposa; De sus
hijas, Candy Sibely, Vanessa Daniela y Ana Paula, en ustedes confiamos y esperamos hasta que el
pensamiento y la voluntad espiritual nos lo permitan…
Que Dios le bendiga,
Cordialmente,
Prof. Rafael Arias
(809) 850-2911
rafaelarias100@gmail.com